Luna de miel en Maldivas. María Toscana Garfunkel, la hija de Rossella della Giovampaola, nos comparte las mejores fotos

Siete meses después de su fabulosa boda en Italia, María Toscana Garfunkel (28) y su marido Xander Alari-Williams (28) hicieron realidad el sueño de su luna de miel en las Islas Maldivas. “Fueron casi tres semanas. Después del desafío de planear el casamiento durante la pandemia, sentimos que teníamos que encontrar un tiempo para nosotros. Queríamos estar solos, tranquilos, lejos de todo”, cuenta entusiasmada la hija de Rossella della Giovampaola y el banquero Jorge Garfunkel –murió en 1998, a los 53–. La pareja, que se conoció hace seis años a través de una aplicación de citas, desembarcó en las playas de un resort ubicado en las afueras de Maldivas. “No es una zona de fácil acceso, de hecho, para llegar tuvimos que tomarnos cuatro vuelos desde Londres [risas], pero valió la pena. El lugar es único, un paraíso de verdad. Nos quedamos en una ocean villa, una especie de bungalow construido sobre el agua donde tenés tu espacio, tu pileta”, le cuenta a ¡HOLA!

–¿Qué fue lo que más te gustó?

–El lugar estaba literalmente en medio de la nada, tan lejos y tan natural que de verdad sentí que estaba en un sueño. Las playas ni siquiera han sido alcanzadas por la polución y la fauna marina es de una belleza impresionante. No hay contaminación ni sobrecarga sonora… sólo hay pura tranquilidad.

–¿Qué actividades compartieron?

–Hacíamos snorkel todos los días porque lo que encontrábamos en el mar no dejaba de sorprendernos. Vimos tortugas marinas, delfines, tiburones, mantarrayas, barracudas y estrellas marinas… Todo lo que te podías imaginar estaba ahí. Nunca antes había vivido una experiencia así en contacto tan estrecho con la naturaleza y los animales.

–¿Se animaron a desconectarse del celular?

–¡Sí! De hecho, fue una de las reglas que nos pusimos durante la luna de miel. Al principio costó porque el viaje justo coincidió con el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Si bien es un hecho tremendo y horrible que pegaba de cerca a Londres y toda Europa, quisimos al menos desconectarnos por unos días de las noticias y de todas esas imágenes que circulaban en la web. El plan era no mirar el celular; sólo nos permitimos tener 15 minutos de conexión a la mañana y otros quince minutos a la noche, como para chequear con nuestra familia y amigos que todo estuviera bien.

–¿Lograron cumplir ese plan ?

–Sí. Fue una bendición, a pesar de que nos costó mucho, lo necesitábamos. Igual, los últimos días ya tenía ganas de leer el diario, de ver qué estaba pasando en el mundo. Eso sí, los emails del trabajo ni los toqué. [Risas]. Otra regla que nos pusimos en este viaje fue no llevarnos libros… A veces ocurre que si te prendés con un buen libro podés pasar tres horas aislado de todo, y tampoco queríamos eso. De repente, la experiencia de conectarnos uno con el otro y disfrutarnos desde otro lugar me llevó a darme cuenta, entre otras cosas, que casarme con Xander fue la mejor decisión de mi vida.

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