La cuarentena, casi de la noche a la mañana, cambió, drásticamente, la vida de la mayoría de las personas. Aislamiento social, encierro, trabajo o estudio a distancia y vínculos. Todo se volvió extraño y, más aún, para aquellos a los que la pandemia los encontró lejos de sus afectos y de sus familias. Tal es el caso de los extranjeros que están en el país -por trabajo o estudio- y que alquilan, de manera temporal, inmuebles. Por eso, algunas inmobiliarias implementaron programas de seguimiento y asistencia para los clientes que se encontraban solos. "Para situaciones excepcionales hacen falta acciones especiales. Una pandemia no es algo de todos los días y requiere de cambios en todas nuestras acciones humanas, desde las íntimas hasta las laborales. Es por eso que salimos a dar respuestas", comenta Lady Siebenhaar, directora de la firma Nativa Soluciones Inmobiliarias.
Ella, como otros colegas rompieron sus manuales y comenzaron a crear nuevos "protocolos laborales" donde la mirada humana pasó a ser el centro de su accionar. "En nuestro caso, el 70% de los clientes es extranjero: jóvenes de entre 25 y 30 años, que están en Buenos Aires estudiando o trabajando y alquilando departamentos en forma temporaria. Apenas se declaró la pandemia en la Argentina, muchos de ellos quedaron prácticamente aislados, sin dinero y casi sin contactos. Las primeras semanas recibimos llamadas de los padres y familiares de nuestros inquilinos quienes estaban inquietos por la declaración de la cuarentena, por la seguridad sanitaria y, hasta económica, de sus hijos. Durante el primer mes brindamos asistencia de mantenimiento de los inmuebles como por ejemplo servicio de plomería y gas como así también, compra de alimentos y envío de dinero para aquellos que no tenían fondos, ya que durante el primer mes de aislamiento se complicaron bastante las transferencias para las cuentas hacia el exterior", comenta Siebernhaar, quien descubrió que la gente también necesitaba contención humana y psicológica.
Por ello convocó a un psicólogo con el que la broker trabaja hace años en capacitaciones al personal de la inmobiliaria que lidera. Así fue como junto al psicólogo, Alberto Dupen, decidió crear un grupo de Whatsapp para que los inquilinos tuviesen el acompañamiento de un profesional que les permitiera combatir la sensación de soledad y de aislamiento.
Sin duda, los principales fantasmas de estos tiempos de cuarentena. Y los inquilinos, la mayoría de ellos extranjeros, recibieron, de manera periódica, videos breves que les permitían atravesar mejor esta etapa de soledad y encierro.Algo que, en muchos, se traducía como angustia. "Los videos ofrecían ejercicios de consejos de cómo llevar estos tiempos de pandemia, de relajación y visualizaciones positivas. Era preciso generar en la gente pensamientos sanos y que no solo les permitiera continuar con sus actividades (trabajo remoto o estudio) sino también poder atravesar este lapso de una forma saludable y productiva. Otra de las propuestas que se les acercó a los inquilinos fueron los encuentros virtuales vía Zoom, donde ellos podían compartir sus necesidades más urgentes y personales", comenta Dupen, quien durante las dos primeras semanas de aislamiento debió atender a más de un ataque de pánico que sufrieron los integrantes del grupo. "En este escenario el grupo de Whatsapp sirvió para romper la idea de aislamiento y soledad. Este lugar virtual generó una pertenencia. La idea de saber que allí cada uno de los integrantes podría tener a otro por en situación de escuchar, leer u acompañar. Hoy, con casi dos meses de funcionamiento ese grupo tiene una dinámica propia y se convirtió en un espacio sustentable", agrega.
Uno de los inquilinos que formó y que, aún hoy forma parte de la experiencia, es Pablo Cardarelli, un ex jugador de polo, fundador y presidente de Polo Charities, una ONG sin fines de lucro que se dedica a recaudar fondos para cuestiones benéficas. "Por mi trabajo estoy 15 días en la Argentina y otros 10 o 15 de viaje por el exterior. Me encontró la cuarentena en Buenos Aires. Pero para mí estar encerrado y trabajar de manera remota no es un inconveniente. Es más, es algo casi habitual. Para mucha gente, con la que comparto el grupo de Whatsapp es algo muy movilizador", relata haciendo referencia al espacio que hoy cuenta con casi 40 integrantes. Y agrega el ex polista: "No solo se ofrecen videos realizados por el psicólogo sino que además se convirtió en un lugar de apoyo y acompañamiento mutuo. Al día de hoy aquí compartimos desde saludos matinales y frases de apoyo hasta diálogos y recetas. Sin ir más lejos, aprendí a hacer arepas y varias recetas nuevas gracias a otros integrantes. Sin dudas, el mundo que conocíamos hace 54 días cambió y esto es una singular ayuda para poder atravesar este camino".
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