Patricia Bullrich recibe cada vez más fondos para inteligencia
En la superficie, la causa del juez federal Alejo Ramos Padilla, que involucra a Marcelo D’Alessio y tiene en rebeldía al fiscal Carlos Stornelli, sacó otra vez a la luz la vieja relación entre las necesidades de la política y los servicios del espionaje. Pero por lo bajo, un movimiento tectónico casi invisible dispuesto por el gobierno de Mauricio Macri le dará este año una nueva forma a las tareas de inteligencia que se hacen desde el Estado, con una novedad sobresaliente: la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, es la mayor beneficiada con el incremento de partidas para esas tareas, en detrimento de los servicios tradicionales nucleados en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), conducida por Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, ahora en el eje de la polémica, o el Ejército.
Se trata, en la práctica, de una reforma de hecho –sin reglamentaciones mediante- del sistema de inteligencia iniciada por la Casa Rosada, que a su vez enfrenta presiones internas para la eliminación de la AFI. La diputada Elisa Carrió, socia fundadora de Cambiemos, por ejemplo, pidió la eliminación del organismo, una idea que también cuenta con el guiño de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, víctima de supuesto espionaje.
Como casi todo lo que tiene que ver con la gestión del Estado, el contorno de las políticas públicas está delineado por los fondos destinados a cada programa. Un análisis de LA NACION a partir de información oficial muestra que, pese a que la Casa Rosada despliega este año un plan de ajuste para superar el déficit fiscal, darle más previsibilidad a la capacidad de pago de la Argentina y contener la volatilidad cambiaria, subió en términos reales (descontada la inflación) los fondos destinados a inteligencia.
El presupuesto total del Estado para esas tareas crecerá un 37% (hasta los $7.603 millones), según las cifras del presupuesto vigente hasta el lunes pasado. Esos números lo ubican por encima de la inflación estimada para este año, en torno al 36% según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), un informe que hace mensualmente el Banco Central. Dicho de otra manera, los trabajos de espionaje tendrán más fondos en términos reales, incluidos los efectos de la inflación sobre la moneda.
La abundancia de recursos para inteligencia, sin embargo, no se distribuirá equitativamente entre todas las fuerzas que practican el espionaje.
El Ministerio de Seguridad maneja a la Policía Federal, la Prefectura y la Gendarmería. Esa última de las dependencias es, por mucho, la que más incrementó sus fondos de 2018 a 2019 en la comparación porcentual. Este año recibirá, según los últimos números disponibles, $1.371 millones para inteligencia. La cifra es un 124% mayor a la del año pasado y explica el aumento en las transferencias de dinero a favor del espionaje, dado que los fondos disponibles del Ministerio de Defensa (Oscar Aguad) y de la AFI crecieron por debajo de la inflación prevista; es decir, cayeron en términos reales.
Otras carteras bien podrían envidiar el aumento de los recursos para espionaje. Los ministerios de Transporte (Guillermo Dietrich), Interior (Rogelio Frigerio, a cargo también de la obra pública), Cancillería (Jorge Faurie) y Justicia contarán este año con muchos menos fondos en términos reales si se los compara con su billetera del año pasado, al igual que el Congreso y la Justicia.
Gendarmería se encarga, entre otras cosas, de cuidar lo que ocurre en las fronteras secas, principal ruta de la droga que ingresa al país. Eso la convierte en la primera receptora del narcotráfico según la hipótesis de trabajo con la que se maneja el Gobierno. En las provincias limítrofes, de hecho, se dio el mayor decomiso de cocaína el año pasado. Lidera la lista Salta, con 4.248 toneladas, seguida por Jujuy (847 toneladas). La ciudad y la provincia de Buenos Aires están lejos, con 628 y 721 cada una.
Gendarmería vs. Ejército
Un funcionario cercano a la ministra Bullrich sostuvo que, a diferencia de la gestión kirchnerista, cuando el Ejército ganó terreno en materia presupuestaria para inteligencia desde la llegada de César Milani a su conducción, la gestión de Macri reorientó la distribución. Los números corroboran la afirmación anterior.
En 2016, por ejemplo, cuando el grueso del presupuesto había sido heredado de la gestión anterior, Gendarmería recibió un 21% de los fondos que llegaron a la AFI, pero este año tiene un 50% de los recursos que maneja la casa tradicional de los espías.
El Ejército, en cambio, que hace tres años tuvo un 56% de los recursos con los que contaba la AFI, disminuyó este año el porcentaje hasta el 30 por ciento.
Si antes Gendarmería tenía entre sus principales tareas hacer controles en la ruta, ahora se suman trabajos como infiltrarse en bandas de traficantes o mantener vínculos con informantes en Brasil o Paraguay, países con los que la Argentina comparte la triple frontera. Así, un agente puede estar seis meses entre narcotraficantes bajo una identidad falsa.
La fuerza también tiene otras tareas, como combatir la trata de personas.
La abundancia de Gendarmería se debe, según fuentes oficiales que pidieron la reserva de su nombre, a la preeminencia que le da la Casa Rosada a la lucha contra el narcotráfico en detrimento de otras tareas de espionaje relacionadas con investigaciones complejas como eventuales amenazas terroristas (AFI) o con hipótesis de conflicto bélico (Ejército).
El fortalecimiento presupuestario de Bullrich se ve también en otras dependencias. La Policía Federal hace también trabajos de inteligencia, pero en las zonas urbanas. Este año tendrá $1280 millones para espionaje, apenas por debajo de Gendarmería, una cifra que supera el presupuesto de 2018 en un 32%, por lo que casi tendrá los mismos fondos en términos reales, pese al ajuste. Sólo Prefectura, que entre otras cosas se encarga de perseguir barcazas que cruzan desde Paraguay a la Argentina con marihuana, será de las fuerzas que responden a Bullrich la que tenga un aumento más escueto, con 23% más de fondos que el año pasado ($338 millones).
Fuentes oficiales explican los ingentes recursos de Gendarmería por su propia estructura: es de las más grandes y la que tienen un mayor despliegue territorial.
La Casa Rosada propuso desde temprano el matrimonio entre espionaje y lucha contra el narcotráfico. En noviembre de 2016, cuando la gestión de Macri aún no había cumplido un año, el Congreso aprobó su proyecto para favorecer las "técnicas especiales de investigación" bajo el nombre "Investigación, Prevención y Lucha de los delitos complejos". La norma legaliza la infiltración de bandas mediante agentes encubiertos, el agente revelador, el informante y la entrega vigilada.
En un contexto de dificultades económicas, Cambiemos sacó a jugar electoralmente sus resultados en la lucha contra el narcotráfico. El lunes pasado, en la cena del Cippec, Macri destacó ese rubro como uno de los cuatro logros de su gestión, junto a la recuperación de la producción de energía, la construcción del Paseo del Bajo y los resultados en las pruebas Aprender de Lengua.
Según números oficiales, los procedimientos antidrogas incautaron 184.791 kilos de marihuana en 2018, 20 veces más que en el último año de gestión de Cristina Kirchner; 8.522 kilos de cocaína -15 veces por encima de 2015- y 68.570 unidades de drogas sintéticas, en comparación con las 3.088 de hace cuatro años. Los detenidos, además, pasaron de 797 a 31.820 el año pasado.
Las reformas de hecho en el sistema de inteligencia se repiten en la historia argentina. La última ocurrió con el ascenso de Milani y la caída de Jaime Stiusso, que convalidó una pérdida de terreno de la AFI frente al Ejército. Mucho antes, en la transición desde el último gobierno militar a la democracia, bajo la gestión de Raúl Alfonsí, también se viró el destino de los fondos, pero en sentido inverso.
Con la colaboración de Gabriela Bouret (LNData)
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