Puente teatral al Norte
El teatro argentino contemporáneo en la Gran Manzana
NUEVA YORK.- El teatro argentino ya tiene embajadores en la Gran Manzana: Lola Arias, Federico León, Rafael Spregelburd y Daniel Veronese. Los cuatro autores-directores fueron elegidos para participar del ambicioso proyecto "Buenos Aires in Translation", BAiT, que a partir de esta semana pretende acercar obras contemporáneas de nuestro país al público de Nueva York.
La idea, gestada por la productora argentina radicada en Nueva York Shoshana Polanco y el colombiano Felipe Gamba, es que piezas de los cuatro dramaturgos, traducidas al inglés, sean montadas por cuatro directores neoyorquinos e interpretadas por elencos estadounidenses. De hecho, las obras ya fueron traducidas -labor a cargo de la profesora Jean Graham-Jones, experta en teatro argentino- y ayer se realizó la primera lectura, con todos los involucrados y público presente en el Martin E. Segal Theater.
Modificaciones, ajustes y ensayos mediante, las obras argentinas subirán a escena del 4 al 19 de noviembre en el Performance Space 122, uno de los principales complejos de teatro alternativo en Manhattan. "La familia escuálida", de Arias, será dirigida por Yana Ross; Juan Souki tendrá a su cargo "Ex Antuán", de León, mientras que Brooke O Harra se ocupará de "El pánico", de Spregelburd; y Jay Schreiber de "Mujeres soñaron caballos", de Veronese. Tras las funciones, pasarán luego a integrar un libro editado por la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
"Tanto Nueva York como Buenos Aires son ciudades teatralmente muy prolíferas, a todo nivel, comercial e independiente. Pero lamentablemente no nos conocemos unos a otros; en Buenos Aires no se ve casi nada de teatro estadounidense contemporáneo y en Nueva York tampoco se ve nada de lo que se está haciendo allá", señaló Polanco a LA NACION al explicar cómo nació este proyecto de intercambio. "Nos parecía importante que se comenzara a dar ese diálogo entre artistas teatrales de una misma generación -agregó-. Y nos gustaría que el año próximo se haga lo mismo pero con autores norteamericanos en Buenos Aires."
Mientras trabaja para encontrar socios allá, en Nueva York ya cuenta para esta primera etapa con el respaldo clave del Instituto Cervantes, y de Vallejo Gantner, director artístico de Performance Space 122. A Gantner, que pasó un año viviendo en Salta en 1990 como estudiante de intercambio, lo apasiona la cultura argentina y le parece triste que, si bien en Europa se exponen muchos trabajos de dramaturgos argentinos, en Nueva York -que se autodefine como la capital del teatro mundial- no tengan ninguna presencia.
"Existe una tremenda necesidad de las artes en este país de contrarrestar la corriente de dominante aislacionismo que vemos política y culturalmente en los Estados Unidos ahora -dijo-. La Argentina y en especial Buenos Aires, son un centro vital de teatro contemporáneo y en Nueva York tenemos que estar al tanto."
Para Spregelburd, que tiene un año cargado de giras por Europa y América latina con su obra "La estupidez", lo que diferencia al teatro argentino actual del que se hace en el resto del mundo es que ha recuperado su valiosa condición de innecesario. "No se trata tanto de los «temas», como en una supuesta vanguardia europea, que usa al teatro para hablar de «lo fundamental», sino que se trata más bien de otra forma de pensar y distribuir las ganancias de la producción de sentido", afirmó.
"En otras partes del mundo, me parece que el teatro es un poco menos libre. En Europa, con países culturalmente ricos, es más prisionero de los sistemas económicos que generalmente pretende desenmascarar, pero no los culpo. La gran mayoría del teatro latinoamericano está apresada en una pobreza de recursos que genera un teatro «empobrecido» en la suposición de que allí hay más verdad o más dignidad -explicó-. Buenos Aires parece saltar una y otra vez por encima o debajo de esas reglas: muchas compañías se basan en la pasión y el deseo de sus miembros de hacer teatro, simplemente, de devolver una mirada lúdica sobre lo real, sin importar mucho qué sea lo «fundamental», o mucho peor: quién lo determine".
Con él coincide León, según quien en la Argentina todavía existe la idea de atravesar un proceso de investigación independientemente de saber dónde se estrenará la obra y si se cobrará o no dinero. "Son procesos largos, de un año o más de trabajo", destacó el autor, que acaba de terminar su segundo largometraje: "Estrellas".
Sin embargo, a Arias -que el año pasado montó "La escuálida familia" y "Sueño con revólver" en Francia- le gustaría que en la Argentina se comenzara a ver al teatro, al arte, como inversión con respaldo estatal.
"Desde que trabajo, nunca vi funcionar una verdadera política de fomento y financiación del arte argentino -afirmó-. O se hacen eventos masivos, mal pensados y patoteros donde se hace propaganda política de la figura de turno y a los que a los artistas casi nunca se les paga ni se cuida su obra. O hay que atravesar la enfermedad de los dos o tres subsidios armados para que ganen los mediocres que no se dan por vencidos ante la avalancha burocrática."
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