En El Maitén, propiedad de Benetton, 3430 ha forestadas se integran a la ganadería y al cultivo de tulipanes
EL MAITEN, Chubut (De una enviada especial).- La integración de ganadería vacuna y ovina, con la producción de bulbos de tulipanes y forestación es un desafío difícil de concretar. Se requiere el análisis permanente de los resultados para ajustar el manejo de cada actividad.
La diversificación supone una organización eficiente de los recursos y el chequeo de las cuentas, para que el esfuerzo no desaparezca por un descuido.
En terreno patagónico este propósito demanda un alto grado de especialización técnica, porque está en juego un delicadísimo equilibrio ecológico. En poco tiempo el hombre puede afectar las condiciones que la naturaleza generó en miles de años.
Por otra parte, es necesario un importante respaldo de capital para enfrentar las imprescindibles inversiones. Pero, en cualquier caso, la iniciativa, la creatividad y una férrea voluntad ofician de pilares.
La estancia Maitén, propiedad de Benetton, es ejemplo de una efectiva articulación de actividades agropecuarias. De acuerdo con el discurso de los técnicos se busca aprovechar las aptitudes diferenciales de cada sector del establecimiento para obtener los mejores resultados sin provocar la degradación.
La Compañía de Tierras Sud Argentino SA, tradicionalmente dedicada a la producción de lana y de carne vacuna (cuenta con cabañas Merino y Hereford), desde hace pocos años apuesta a alternativas no tradicionales, que ofrecen interesante rentabilidad y cuentan con un fuerte soporte de investigación.
"Empezamos a plantar pinos en 1992. Hoy contamos con 3430 ha de bosque", señala Carlos Vívoli, administrador general. Al margen de las pérdidas que generó la sequía del año último, aquí se logra un prendimiento del 70/80 por ciento y un crecimiento anual de 20 m3 por hectárea. Además, el costo de implantación es más económico que en otras zonas, donde es necesario ralear monte o el terreno es muy quebrado. Este año, el objetivo fue resembar las zonas afectadas por el déficit hídrico de 1998 (de los 400/500 milímetros anuales sólo cayeron 170). Para el 2000 se prevé seguir el ritmo de plantación de 700/800 ha anuales, según la disponibilidad de presupuesto y del atraso con que lleguen los subsidios. La mayoría de los árboles que se cultivan son pinos ponderosa y provienen de un vivero de Epuyén. "El área de plantación está en el límite de la zona apta para forestar. Sin embargo, los suelos formados sobre cenizas volcánicas permiten la penetración de las raíces para alcanzar la humedad. Son laderas que tienen uso pecuario limitado porque las especies vegetales que las tapizan no poseen la mejor calidad forrajera", apunta.
Vívoli justifica que "para un planteo ganadero extensivo, la rentabilidad y la tasa interna de retorno que ofrece el cultivo de bosques es importante. Se proyecta un negocio para dentro de 35 años, cuando arranque la primera corta. Es como una alcancía".
Pero, más allá de los beneficios económicos, Vívoli reconoce que para la compañía es fundamental "producir conservando". De ahí la valoración del cambio que provocan las coníferas en el ecosistema.
Para garantizar que el manejo sea el adecuado, se recibe asesoramiento técnico de una agencia alemana. "Priorizamos el aporte de tecnología antes que el aporte de dinero porque, a futuro, el primero apuntala las ganancias", explica Vívoli.
Manejo ganadero
Las estancias Leleque y Maitén forman una franja de recorrido Norte-Sur, que se extiende desde el Paralelo 42 hasta el aeropuerto de Esquel. Si se agrega la estancia Pilcaniyeu (ubicada a 70 kilómetros de Bariloche), se advierte que Benetton cuenta con 350 mil ha en la precordillera patagónica.
El río Chubut bordea buena parte de la primera propiedad, lo que permite extender canales para mantener húmedo el suelo. Además, gran cantidad de arroyos e hilos de agua dotan de suficiente bebida a la hacienda.
Pero..., ¿cuántos animales maneja la compañía en esta zona? El rodeo comprende 100.000 ovejas de esquila y más de 9000 vacunos.
Para la rotación animal cuentan con asesoramiento de especialistas de la Universidad de Buenos Aires que, a partir de imágenes satelitales, siguen la evolución de cada especie vegetal.
Del estudio se desprende que "los mallines, zonas en que la productividad promedio se multiplica por diez, ocupan entre un 5 y un 7 % de la superficie".
Por otra parte, para asegurar reservas invernales, se siembran 800 ha de alfalfa y avena.
Nada escapa al orden. Todos los detalles están comprendidos en una exhaustiva planificación: desde el manejo genético y sanitario hasta la nutrición.
El administrador señala que "la posibilidad de aumentar la carga ovina varía según los años. Hoy obtenemos un promedio de 5 kilos de lana por animal, con una finura de 20,5 micrones".
En la estancia se practica un estricto control sobre la calidad de la fibra. "El rendimiento industrial de la lana que producimos permite testear permanente- mente los resultados del campo -explica-. Con esa información vamos ajustando el manejo." En pos de la excelencia se hacen descoles previos a la esquila y cuatro calificaciones de finura. También se utilizan materiales no contaminantes para envasar. Y desde el laboratorio se chequean las diferencias de producción entre los potreros.
Respecto de la hacienda vacuna, Vívoli comenta: "Cuando existía la barrera sanitaria hacíamos feed lot y vendíamos terneros a precios muy por encima de Liniers. Teníamos una plaza interesante en Comodoro Rivadavia y en Bariloche. Ahora que el precio es el mismo que en Buenos Aires y que hay que restarle la incidencia del flete, volvimos al viejo planteo de cría. Hoy vendemos 1800 terneros por año, a los seis meses, con 180/190 kilos".
¿Por qué se optó por el pastoreo complementario? "La vaca sufre menos daños por depredadores y por abigeato. Además, tiene muy buenos índices de procreo, en cambio la oveja es un poco más frágil", responde Vívoli.
El jardín de tulipanes
Lo que empezó como una experiencia piloto, incentivada por el gobierno provincial, hoy es un negocio a gran escala. La pequeña parcela en la que se plantaron 35 mil bulbos de tulipanes para observar los resultados se multiplicó en poco tiempo.
En 1997 se sembró en casi dos hectáreas 1,5 millón de bulbos para engordar y revender a Holanda, donde producirán flores comerciales.
"Es como un proceso de invernada. La zona es excelente por la sanidad, por el clima y la posibilidad de irrigar. Son suelos profundos que, fertilizados, dan excelentes rindes". Vívoli calcula que entre 2/3 ha es la escala ideal para amortizar la inversión en equipo.
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