El Masters de Augusta vivió su “día del veterano”: el récord de Tiger Woods, el de Fred Couples y la buena actuación de Phil Mickelson

La lluvia, el viento, la amenaza eléctrica maltratan al Masters de Augusta, jugando con los nervios de la organización. Interrupciones y reprogramaciones se interponen en el ritmo circadiano de un gran torneo de golf, tal vez el más placentero hoy por hoy para protagonistas y espectadores, pero no logran doblegar a algunos grandes jugadores, y muy grandes, que pasaron varias de éstas y desafían al clima y a sus propias limitaciones físicas.

La segunda jornada se cortó dos veces. Siguió este sábado, temprano, con todo apuro para dar lugar a la tercera. Y ésta comenzó, pero quedó a medias. Se cortó cuando algunos transitaban el hoyo 13, y otros, el 6, y hacía 8° de temperatura. Todos estarán temprano en la cancha de Augusta National Golf Club este domingo para reanudar el primer major de la temporada y concluirlo en tiempo y forma.

Así, activo AM y PM, fue un sábado sábado en el que el tablero llamó casi tanto la atención como los nombres mayores. Por la mañana, Tiger Woods encaró en la cornisa de la clasificación lo que le faltaba de su segundo recorrido: se debatía entre la eliminación y un récord. Y no jugó bien, por cierto. Cerró con un par de bogeys y la sensación de que estaba más fuera que dentro para las últimas dos jornadas.

Pero en el golf, si bien se dice que el rival es la cancha o uno mismo, juegan otros, y las fallas ajenas metieron al californiano en la segunda mitad del certamen. Un +3 y un 147 totales (74-73) no muy halagüeños fueron suficientes para algo más que garantizarle al californiano un lugar en las últimas dos ruedas: Woods alcanzó a Gary Player y Fred Couples en el récord de 23 cortes clasificatorios superados consecutivamente en Augusta.

Acierto de Tiger Woods y ovación

Una plusmarca que perfectamente podría no haber logrado. Los dolores lumbares –con lo que implica la espalda para un golfista, y en ese nivel–, los affaires matrimoniales en su momento, las dificultades de desplazamiento en la pierna derecha –lo más afectado por aquel accidente vial de febrero de 2021– y estos 47 intensos años de edad pudieron hacerlo fallar alguna vez en Augusta, y sin embargo, ahí está el ex número 1, invicto como profesional en ese rubro y ovacionado como siempre, y luchando, más contra su cuerpo que contra los adversarios.

“Siempre me encantó esta cancha, y me encanta jugar este torneo”, se permitió complacerse Woods, contrastando con el enojo que tenía por los dos bogeys finales de su segunda tarjeta. Vaya si tenía un motivo para sonreír el dueño de cinco chaquetas verdes: desde aquel primer Masters como golfista rentado, el que conquistó en 1997 con 12 golpes de ventaja, jamás fue eliminado por la barrera de la segunda jornada. La última vez ocurrió en 1996, cuando era apenas un aficionado.

Y en tren de récords, el propio Couples se anotó uno en el desangelado sábado de Augusta. Bastante más veterano que Tiger, anduvo incluso mejor que su compatriota y, a los 63 años y 187 días, se convirtió en el golfista de mayor edad en no ser eliminado en este major. Superó por 109 días la marca de 2020 de Bernhard Langer, que a los 65 sigue participando en Georgia y que está vez quedó dos tiros abajo del límite de supervivencia.

Con 145 acumulados (71 y 74), Couples entró con margen a la mitad final del campeonato. “Estoy encantado por haber superado el corte. Para eso vine... Ése es mi objetivo, y lo cumplí”, festejó. Es de lo que envejecen bien, ciertamente. Tras lograr 15 victorias en el PGA Tour, apila 14 en el Champions (mayores de 50 años) y buenos números de veterano en el pasado en este torneo (una vuelta de 66 y un sexto puesto con -9 a los 50, una tarjeta de 67 a los 52).

Le gusta esto al hombre de Seattle. No sólo la foto, el recorrido: le gusta presentar batalla, apuntar alto. “No es que «ja, ja, ja, puedo salir y jugar 36 hoyos por diversión». Voy a intentar y a competir. No puedo competir contra Viktor Hovland, Jon Rahm y otros, pero puedo hacerlo conmigo, y ésa es realmente la razón por la cual vine. Eso me gusta hacer: pasar el corte acá a una edad mayor”, comentó Couples, que dejó atrás 31 cortes del Masters en su carrera y escolta en el rubro al gran Jack Nicklaus, que burló 37 barreras. “Me gustaría tener tres triunfos y 10 cortes superados”, dijo, inconforme, el campeón de 1992. Mientras otros ex vencedores se retiran del Masters, como Larry Mize, el viejo Fred hace un póquer de ruedas.

Las posiciones

Mize tuvo un adiós bastante sensible a Augusta. A Augusta como club, como Masters, no como ciudad, porque Larry es oriundo de allí. Es más: es el único local que se adjudicó en el certamen. “Local” en el sentido más estricto de la palabra. Porque Larry Mize es lugareño, y tanto lo es que de chico era espectador del torneo, y de adolescente, se encargaba del clásico tablero del hoyo 3. Más tarde fue jugador, y tan bueno que se coronó en 1987. Lo abrigaron entonces con un celebratorio saco verde. Y este sábado también, pero con aplausos y varios “gracias” del público cuando caminaba hacia el último green de su carrera en casa.

Lo seguían sus compañeros de grupo, Min-Wo Lee y Harrison Crowe, y los tres caddies, que lo dejaban avanzar aislado para que recibiera las aclamaciones. Él devolvía los aplausos. “No esperaba una recepción como ésa. No la esperaba, para nada”, comentaría. En el green lo aguardaba otro ex campeón, el que lo sucedió en el historial del Masters, en 1988: Sandy Lyle. Lo esperaba con un pañuelo: era un día de emociones fuertes para los dos, porque también el escocés se retiraba de Augusta. Para ellos, de respectivos 64 y 65 años, sí pasó el tiempo: de los que completaron dos vueltas, fueron los últimos, con +15 y +20. “Fue especial. Sandy es un gran amigo y un gran campeón”, halagó Mize, conocido por su modestia. Y por un tiro histórico.

El último golpe de Mize en Augusta y aquél que lo consagró en 1987

El Masters de 1987 se resolvió en un desempate entre una estrella, el australiano Greg Norman, y él. El hoyo 11 fue testigo de un chip muy largo que consagró a Mize. “El tiro más grande de todos los tiempos”, lo consideró Jackie Burke, campeón del Masters en 1956, hoy de 100 años. El autor de esa maravillo se despidió este sábado de su Augusta.

El adiós de Sandy Lyle

Otro grande, aunque más en currículum que en edad, que sigue dando vueltas es Phil Mickelson. Con cada vuelta que pasa, más arriba está el jugador del LIV. A los 52 años, el Zurdito viene ascendiendo callado y está ahí, expectante, con -4 en un octavo puesto compartido. Es cierto que Brooks Koepka está lejos con su resplandeciente -13, y que el segundo, Jon Rahm, es otro peso pesado y presenta -9. Pero Mickelson está vigente y falta una rueda y media. Y en el Augusta National.

Todo puede pasar. Como que los viejitos se lleven los títulos de un día en el campeonato más lindo de todos.

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